El sínodo de la Iglesia de Inglaterra, que se reúne en York, se prepara a debatir la posición de la mujer en el obispado, cuestión que divide a los anglicanos desde hace décadas.
La ordenación de la mujer sacerdote se aprobó en noviembre de 1992, tras enconadas discusiones que comenzaron en 1975, pero su ascenso al obispado fue inesperadamente bloqueado en el cónclave de 2012.
Las divisiones continúan entre tradicionalistas y modernistas, pero ambos sectores anticipan la resolución de la polémica en el debate y posterior votación previstos el lunes. La medida se ha revisado para satisfacer las inquietudes del bloque de evangelistas y anglo-católicos que se opone por principios doctrinales a reconocer la autoridad eclesiástica de la mujer.
El revisado proyecto legislativo para autorizar la ordenación de la mujer obispo llega al sínodo con el aprobado de las 44 diócesis de la Iglesia anglicana, incluidas las de Londres y Chichester que votaron en contra en 2012.
Pese al consenso entre los feligreses, la medida aún requiere el apoyo de dos tercios de los miembros de las tres casas que componen el sínodo: obispos, clero y laicos. En la convocatoria anterior, este techo no se alcanzó por un puñado de votos en el sector laico, que ahora parecen dispuestos a abstenerse o consentir la reforma con las salvaguardas prometidas.
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, partidario de aplicar el derecho de la igualdad de género en la Iglesia, no descarta que su sucesor sea mujer si el sínodo aprueba la medida en York. Un voto favorable en las tres casas del órgano legislativo hará posible la ratificación de la mujer obispo en noviembre, además de la obtención del sello real, requisito imprescindible en esta institución que tiene en su cúspide al portador de la Corona británica.
La primera obispa de Inglaterra podría consagrarse en diciembre, a tiempo para las festividades navideñas. En la amplia comunión anglicana, que carece de una autoridad ejecutiva central al estilo del papa católico, una veintena de mujeres han ascendido al episcopado en nueve países del mundo, incluida la vecina Irlanda.
