Diplomáticos rusos se entrevistaron con representantes de las autoridades de Texas y con el padre adoptivo del menor ruso Maxim Kuzmín, muerto presuntamente por malos tratos ocasionados por su madre adoptiva, informó anoche la embajada de Rusia en EEUU.
Según la legación, a través de esta visita se comprobó que los organismos competentes el condado de Ector investigan la muerte de Maxim, de tres años. La embajada rusa confirmó asimismo la colaboración de las autoridades locales y expresó confianza en que esta cooperación continúe hasta que se esclarezcan todas las circunstancias del trágico suceso.
“Partiendo de las primeras informaciones que hemos podido obtener sobre la tragedia, no podemos dejar de estar consternados por lo que le sucedió a Maxim Kuzmín. Esperamos recibir la totalidad de la información sobre los resultados de la investigación y confiamos en que todo el peso de la ley caiga sobre los responsables de su muerte de confirmarse que fue violenta”, dice un comunicado de la misión diplomática.
Entretanto, la oficina de medicina forense del condado de Ector, Texas, confirmó que el cuerpo del Maxim presentaba varios hematomas, en particular en el abdomen. La investigadora jefe del organismo, Shirley Standefer, informó además que el niño ingresó en el hospital en un estado en que no podía contestar a las preguntas que se le hacían.
La experta no pudo concretar por ahora si los hematomas fueron causados por un accidente o agresión, y anunció que se practicará la autopsia al cadáver del niño.
La muerte de Maxím Kuzmín fue denunciada el pasado lunes por el Defensor del Menor de Rusia, Pável Astájov. El niño, que recibió el nombre de Max Alan Shatto tras la adopción, murió el pasado 21 de enero en un hospital de Texas tras ser agredido supuestamente por su nueva madre. Según Astájov, la adoptante también administraba a su hijo un antipsicótico potente de forma habitual.
El matrimonio estadounidense Alan y Laura Shatto tiene otro hijo adoptado en Rusia, un hermanito del niño muerto. El Defensor del Menor ruso afirmó hoy que la pareja pagó 75.000 dólares a una agencia por los trámites de adopción de Maxím.
“Las agencias de adopción en Rusia eran un gran negocio boyante”, aseveró el funcionario, al tiempo de resaltar que uno de cada tres niños rusos adoptados por estadounidenses tiene que cambiar de familia.
En diciembre pasado Rusia aprobó una ley que prohíbe a los estadounidenses adoptar niños rusos. La norma, que desató la polémica en la sociedad rusa, lleva el nombre de Dima Yákovlev, un niño ruso de dos años que murió en EEUU por negligencia de su padre adoptivo. Antes de ser adoptado en 2008, el pequeño Dima vivió en el mismo orfanato que Maxím Kuzmín.
