El secretario general de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), Ekmeledin Ihsanoglu, llamó hoy a detener de inmediato las acciones de guerra en Malí y a reanudar el diálogo para hallar una solución política para el país africano.
“Ihsanoglu está preocupado ante la escalada militar y sigue de cerca los acontecimientos en este país. Ha pedido moderación a las partes para poder encontrar una solución política al conflicto”, dice un comunicado de la OCI, organismo que agrupa a los países y goza de mayor prestigio en el mundo musulmán.
El responsable de la organización definió como “precipitada” la decisión del Consejo de Seguridad de autorizar una intervención militar en Malí, e instó a las partes del conflicto a que retomen las negociaciones iniciadas el 4 de enero en la capital de Burkina Faso, Uagadugú.
El despliegue de las fuerzas galas en Malí se llevó a cabo el pasado viernes después de que el Gobierno maliense solicitara a París asistencia militar para detener una ofensiva de las milicias yihadistas que controlan el norte del país. La operación ya ha costado la vida a un piloto francés y a once soldados malienses. Las bajas de los rebeldes se cifran en decenas de personas.
Según datos de la ONU, el conflicto maliense ha obligado a abandonar el país a más de 150.000 civiles, la mayoría de los cuales, 54.000, se han refugiado en Mauritania, otros 50.000 en Níger y 39.000 han huido a Burkina Faso. Además, cerca de 230.000 malienses se encuentran en situación de desplazamiento interno.
La situación en Malí se agravó tras el derrocamiento del régimen de Muamar Gadafi en Libia. El éxodo de las tribus tuaregs que gozaban de la protección por parte del exlíder libio, provocó una guerra separatista y el surgimiento en abril pasado del Estado autoproclamado de Azawad, que ocupa dos tercios del territorio nacional.
