El ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, reconoció hoy que la dimisión de Bashar Asad parece de momento imposible y reafirmó el rechazo de Rusia a una intervención militar extranjera en Siria al señalar que aún se preserva el chance de un arreglo político.
El presidente Asad “declaró en reiteradas ocasiones, en público y en privado, que no piensa dimitir y planea defender a los sirios”, dijo Lavrov tras reunirse en Moscú con el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Lakhdar Brahimi. Agregó que la postura de Asad parece inamovible por ahora.
El canciller ruso dejó claro que Rusia no apoyará en el Consejo de Seguridad de la ONU “una resolución basada en el capítulo 7” de la Carta de las Naciones Unidas, pues “allanaría el camino a una intervención militar extranjera”.
Rusia y China, como miembros permanentes del Consejo de Seguridad, ya vetaron en tres ocasiones la adopción de sanciones internacionales contra el Gobierno de Damasco.
Lavrov señaló que “el número de las víctimas (en Siria) va en aumento pero se preserva el chance de un arreglo político”.
Añadió que la base del arreglo es el Comunicado de Ginebra, del pasado 30 de junio, que prevé la creación de un Gobierno provisional para definir la arquitectura política de Siria en los tiempos de posguerra.
Recordó que Rusia mantiene contactos “con todas las partes sin excepción en Siria” y está “abierta para continuarlos a cualquier nivel”.
Diplomáticos rusos, según él, están dispuestos a reunirse con el presidente de la Coalición Nacional de las Fuerzas de Oposición y la Revolución Siria (CNFORS), Ahmed Moaz al Jatib. “Nos ofrecimos para entrevistarse con él en Moscú pero prefiere, de momento, alguna capital neutral (…) También estamos dispuestos a ello”, aseguró el canciller ruso.
Subrayó que Rusia, a diferencia de otros países, no proporciona a Siria armas ofensivas u otro material que pueda usarse en la guerra civil. Tampoco hay grupos rusos de operaciones especiales en Siria ni en otros países de la región.
Una vez que comience el diálogo en Siria, la comunidad internacional podría contribuir a su estabilización renviando al país observadores de la ONU y aumentando sustancialmente su número, para monitorear los acuerdos de cese el fuego que aún están por lograr y que, para Moscú, son absolutamente prioritarios.
También Brahimi dijo que los acuerdos de Ginebra son “un fundamento excelente para continuar el proceso político” aunque “probablemente, habrá que introducir en ellos algunos correctivos”. Expresó la esperanza de que en 2013 sea posible resolver el conflicto en Siria.
Para Brahimi, la introducción de un contingente de paz en Siria sería “solución aceptable”, siempre y cuando lo consientan las partes en conflicto y sea uno de los elementos de un amplio paquete de medidas que incluya también la celebración de nuevas elecciones.
El conflicto en Siria causó entre 20.000 y 40.000 muertos y medio millón de refugiados desde marzo de 2011, según diversas estimaciones internacionales.
