El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, dejó de un lado su retórica incendiaria al intervenir la víspera en la Asamblea General de la ONU la última vez en su condición de primer mandatario de Irán, tras ocupar ese puesto durante ocho años seguidos.
”Predominan la carrera armamentista y la intimidación con armas de exterminio en masa por parte de los países que pretenden ser fuerza hegemónica y no cesan de desarrollar armas de nuevas generaciones”, dijo, señalando que Irán es una de las naciones que afrontan la hegemonía occidental.
Aunque siguió atribuyendo todas las desgracias a Occidente e Israel, habló en tono de misionero. Al final de la intervención emitió una profecía. Dijo que cabe esperar la llegada a la Tierra un "salvador supremo" que indicará "el camino de la salvación” y anunciará el surgimiento de “un mundo nuevo”.
Por tradición, su discurso fue boicoteado por Israel y EEUU, cuyas delegaciones abandonaron la sala de reuniones.
Al explicar ese acto, los estadounidenses declararon: “Ahmadineyad se presentó en la ONU no para exponer los anhelos legítimos del pueblo iraní, sino para promover unas teorías paranoicas y lanzar acusaciones repugnantes a Israel”.
