Al menos tres personas murieron y otras 50 resultaron heridas a causa de enfrentamientos religiosos en la ciudad libanesa de Trípoli, informó hoy la prensa local.
Los choques estallaron anoche entre los habitantes de dos barrios limítrofes, Bab al Tabbaneh, poblado mayoritariamente por suníes que respaldan el movimiento de insurgencia en Siria, y Jebel Mohsen, de población alauí que simpatiza con el régimen de Bashar Asad.
En los enfrentamientos se usaron fusiles automáticos, lanzagranadas y lanzaminas. Un frágil armisticio que se impuso hacia la madrugada duró muy poco, tras lo cual el tiroteo se reanudó con renovado vigor.
Una segunda tregua fue decretada en la tarde del martes, gracias al esfuerzo de líderes políticos y religiosos de ambas comunidades. Unidades del Ejército libanés, reforzadas con blindados, se interpusieron entre las partes en conflicto pero en la ciudad, situada en el norte de Líbano, aún se registran choques esporádicos. De los casi 50 heridos, 12 son militares.
La ciudad de Trípoli y otras zonas del norte de Líbano son el principal baluarte de los partidarios de la “revolución siria”. Desde allí se trasladan al país vecino tanto las armas para el Ejército Libre de Siria como los combatientes, a los que Damasco califica de “terroristas mercenarios”. No pasa un día sin que grupos armados intenten infiltrarse en Siria a través de la frontera nororiental de Líbano.
El conflicto entre el régimen de Bashar Asad y la oposición armada causaron en Siria entre 17.000 y 20.000 muertos desde marzo de 2011, según estimaciones de diversas ONG.
Occidente y varios países árabes exigen la retirada de Bashar Asad, para poner fin a la violencia. Rusia y China, en cambio, temen que una intervención externa en Siria y la pérdida de la soberanía puedan agravar aún más el conflicto.
