Por Serguei Besshapov. La prensa rusa y también la internacional, sigue saboreando los detalles del escándalo en torno a un tesoro valorado en 500 millones de dólares descubierto en el galeón español “Nuestra Señora de las Mercedes”, que naufragó frente a las costas de Portugal hace más de dos siglos.
Descubierto en 2007 por la empresa cazatesoros estadounidense Odyssey Marine Exploration, el tesoro incluye 17 toneladas en doblones y piastras de oro y plata, que en contra de lo que se suponía, cayeron en manos del que menos se esperaba.
Tras un sonado pleito que concluyó a finales de febrero, a pesar de los millones gastados en el rescate, Odyssey se vio obligada a devolver el tesoro a España, declarada dueño legítimo según los veredictos del Tribunal de Tampa (Florida).
Lo irónico es que ese glorioso descubrimiento, 594.000 monedas de plata y oro acuñadas en Lima en 1796, se convirtió en todo un desastre para la empresa cazatesoros como si los cofres con doblones y piastras fueran la mismísima caja de Pandora.
Con rumbo a la península ibérica, el galeón fue hundido en 1804 por un barco británico frente a las costas portuguesas, en una operación de rapiña para socavar el poderío español en las Indias Occidentales.
Cuando en 2007 Odyssey anunció su hallazgo, según expertos el entonces mayor y más valioso tesoro submarino descubierto en la historia, sus acciones se dispararon un 80,9%, hasta 8,32 dólares, y la capitalización bursátil se duplicó al alcanzar 605,7 millones de dólares, 100 millones por encima del coste estimado del tesoro descubierto.
Ahora, obligada a devolver su botín a España, y afrontar por su cuenta los gastos, la empresa vale unos 222 millones de dólares y sus acciones, 3,05 dólares, ambas cifras por debajo de las registradas antes de lo que resultaría un desastroso hallazgo.
Además del fiasco bursátil y el dinero perdido en el rescate del tesoro, cabe mencionar también los 412.000 dólares invertidos en el transporte y la custodia de las monedas durante casi cinco años, de los cuales 185.000 dólares aún están pendientes de pago.
El propio tesoro fue transportado a finales de febrero a España a bordo de dos aviones militares para ser conservado en conformidad con la Ley del Patrimonio.
Odyssey Marine Exploration sigue insistiendo en lo injusto del veredicto judicial argumentando que “Nuestra Señora de las Mercedes” realizaba una ruta comercial y por tanto, no se somete al principio de “inmunidad soberana” y las monedas no pertenecen a España.
La empresa pretende presentar un recurso correspondiente ante la Corte Suprema de EEUU, pero la probabilidad de ganar es más que reducida, según expertos.
Los cazatesoros no son los únicos en recurrir la decisión de los tribunales favorable para España. Perú también presentó una inexitosa apelación ante la Corte Suprema de EEUU para bloquear el traslado del tesoro a España argumentando que la mayor parte de plata y oro encontrados había sido extraída, procesada y acuñada en la tierra peruana.
Como era de esperar, el reclamo peruano fue rechazado por España.
Carmen Marcos, subdirectora del Museo Nacional de Arqueología de España, declaró que las monedas no solo fueron acuñadas en Perú, sino en los actuales territorios Bolivia, Colombia y Chile, asi que, según ella, no se trata de un valor monetario nacional sino histórico. “No son dinero. Son piezas arqueológicas”, dijo.
Parece que resulta muy poco apetecible para las partes involucradas hacer caso omiso al valor multimillonario de estas “piezas arqueológicas” que para muchos sí que son dinero o por lo menos, un dinero potencial.
