El director del Servicio Federal ruso de Control de Drogas (FSKN), Víctor Ivanov, llamó hoy a sus colegas de Afganistán, Pakistán y Tayikistán a organizar un dispositivo conjunto contra el narcotráfico en la provincia septentrional afgana de Badakhshan.
Los narcotraficantes usan Badakhshan como “plataforma clave para el funcionamiento de la llamada Ruta del Norte”, explicó Ivanov al reunirse en Kabul con sus homólogos afgano, pakistaní y tayiko.
Las agencias antidroga de estos cuatro países organizaron entre octubre de 2010 y febrero de 2011 cinco operaciones exitosas que permitieron destruir unos 1.400 kilos de heroína, 4.500 kilos de morfina y 300 kilos de opio en el territorio de Afganistán
El jefe de FSKN subrayó que los afganos son, sobre todo, víctimas de la “demanda por parte de corporaciones globales del narcotráfico. Los niños de hoy en Afganistán, según él, son una generación perdida, pues “todos son adictos clásicos al opio y a la heroína”. Las pruebas demuestran altas concentraciones de drogas no sólo en su sangre sino también en su vestuario, pelo, ropa de cama, alfombras, muebles, juguetes y hasta en leche materna.
Ivanov presentó a sus colegas el plan Raduga-2 que, entre otras cosas, prevé elevar al rango de “amenaza a la paz y la seguridad internacionales” – a través del Consejo de Seguridad de la ONU – el problema del narcotráfico en Afganistán, nacionalizar los terrenos usados hoy para el cultivo de opiáceas y fomentar las obras de electrificación y demás infraestructuras para crear al menos dos millones de empleos. También propuso incluir en el mandato de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF) la tarea de destruir las plantaciones de opiáceas.