EEUU insiste en la legitimidad del operativo que realizó en territorio pakistaní para eliminar al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, mientras que el Gobierno de Pakistán lo califica de acción unilateral y no autorizada.
Un comando estadounidense mató a Bin Laden al asaltar en la noche del 1 al 2 de mayo su refugio en la ciudad pakistaní de Abbottabad. El cuerpo del terrorista más buscado del planeta fue lanzado al mar.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, calificó ayer de “complicada pero viable e importante” la relación entre EEUU y Pakistán. “No en todo estamos de acuerdo pero es una cooperación necesaria para luchar contra Al Qaeda”, dijo.
A la pregunta de si EEUU se reserva a futuro el derecho de organizar dispositivos similares al que llevó a cabo en Abbottabad, señaló que “ese método ha sido muy eficaz y totalmente legítimo” pero rehusó especificar las bases legales de la operación.
Sintomáticamente, tanto Washington como Islamabad han ido modificando su retórica en esos pocos días que han transcurrido desde la muerte de Bin Laden. El presidente estadounidense Barack Obama y la secretaria de Estado Hillary Clinton destacaron en un principio la importancia de la cooperación con Pakistán que, por su parte, elogió el éxito de los militares estadounidenses.
Más tarde, funcionarios de EEUU admitieron que hay discrepancias entre ambos países acerca de la lucha antiterrorista e Islamabad afirmó que Washington no le puso al tanto del operativo contrariamente a las reglas internacionales.
Aún subsiste la interrogante sobre la base legal del operativo que EEUU montó en territorio de un país soberano. Tampoco está claro cómo los servicios secretos de Pakistán hayan podido ignorar el escondite de Bin Laden tan cerca de Islamabad. Esas preguntas son cada vez más recurrentes.
