La Assemblea Nacional Catalana (ANC) prepara una serie de actos previos a la Diada del Onze de Setembre, Día Nacional de la rebelde Catalunya, entre los que destaca la interpelación a once dirigentes mundiales para que les ayuden en su causa.
La plataforma ciudadana independentista quiere que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama; el primer ministro del Reino Unido, David Cameron; la canciller alemana Angela Merkel, o el papa Francisco, conozcan el “deseo de una mayoría de los catalanes de poder votar” el 9 de noviembre, en referencia a la consulta que pretenden convocar unilateralmente para que los catalanes puedan decidir sobre su futuro.
La Constitución española no permite este tipo de consulta.
La nueva campaña coincide con el último acercamiento entre el presidente del Gobierno conservador, Mariano Rajoy, y el presidente nacionalista catalán, Artur Mas, tras meses de desencuentros. En las últimas semanas, la situación parecía ya insostenible y se había llegado al extremo de que Rajoy había viajado dos veces a Barcelona sin que Mas se acercara siquiera a saludarle.
Hoy, precisamente, Rajoy ha recibido en Madrid a los dirigentes de la Societat Civil Catalana (SCC), plataforma ciudadana que se dio a conocer el pasado abril para "dar voz" a los catalanes que no desean separarse de España.
Los representantes de SCC han trasladado a Rajoy la importancia de “explicar con rigor los riesgos y las incertidumbres de una secesión” y poner en valor “lo bien” que les ha ido a los catalanes conviviendo con el resto de los españoles en un contexto de “democracia y de autogobierno”.
Paralelamente, los expertos seleccionados por el presidente de la Generalitat para preparar la hipotética independencia de Cataluña han presentado hoy cuatro nuevos informes, entre los que destacan uno que describe cómo debía ser el reparto de activos y pasivos.
Los asesores de Mas recomiendan negociar bajo la supervisión de organismos internacionales, y hacer el reparto basándose en el porcentaje de población que representa Cataluña, aunque también plantea otras fórmulas como el peso económico o porcentaje de inversiones del Gobierno en el territorio.
El informe sostiene que Cataluña debería asumir la deuda imputable a su comunidad y una parte de la deuda del Estado no territorializable, es decir, la que no se puede atribuir a ninguna comunidad en concreto.
A cambio, Cataluña tendría derecho a bienes y activos del Estado, con un reparto similar: todos los situados en la comunidad pasarían al nuevo Estado, y los activos y bienes en el extranjero se repartirían en la misma proporción que la deuda, lo que incluye desde las reservas del Banco de España a las bases científicas o los satélites.
El segundo informe concluye que Cataluña seguiría usando el euro tras una hipotética independencia. Carles Viver Pi-Sunyer, presidente del consejo, considera que no hay otra alternativa. "Sería muy conveniente mantener el euro como moneda, aunque solo sea por el coste inasumible de cambiar. Sería absolutamente necesario".
