“No nos pondremos del lado de nadie, deben negociarlo entre ellos, aunque pedimos que los litigios territoriales se resuelvan mediante diálogo y por la vía política y diplomática”, declaró Pátrushev.
Advirtió de que las numerosas disputas territoriales entre países de Asia-Pacífico representan la mayor amenaza para la región, que afronta también otros retos más comunes, como el terrorismo, el narcotráfico o la inmigración ilegal.
“La situación de la región es muy dinámica y se debe vigilar en qué dirección va cambiando, para que se garantice la estabilidad y para que cada una de las partes pueda expresar su opinión y visión”, subrayó el alto funcionario ruso.
Pátrushev, quien se entrevistó en Japón con el primer ministro Yoshihiko Noda, el ministro de Exteriores Koichiro Gemba y el titular de Defensa Satoshi Morimoto, destacó las primeras consultas entre representantes del Consejo de Seguridad ruso y la cancillería nipona.
“Durante esas conversiones se acordó mantener contactos permanentes para analizar asuntos bilaterales de la seguridad regional e internacional. Además, los invitamos a Moscú y a Vladivostok donde en julio próximo tendrá lugar un encuentro internacional sobre la seguridad”, anunció.
Por otro lado, según Pátrushev, el Ministerio de Defensa de Japón también expresó su deseo de “participar en las consultas de todos los niveles con Rusia y estrechar el contacto con el Ministerio de Defensa de Rusia”.
Tokio acogió la visita del secretario del Consejo de Seguridad ruso como una oportunidad para crear un clima favorable en vísperas de la reunión en Moscú entre el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el primer ministro de Japón, Yoshihiko Noda, prevista para diciembre próximo.
El conflicto entre Tokio y Pekín por el archipiélago Senkaku, como se conoce en Japón, o Diaoyu, según la denominación china, se agravó después de que Japón nacionalizara tres de las cinco islas al adquirirlas a sus propietarios privados, lo que provocó airadas protestas en China.
Las islas disputadas se sitúan a unos 400 kilómetros al oeste de la isla nipona de Okinawa y ocupan una superficie de apenas seis kilómetros cuadrados, pero su plataforma marina puede contener importantes yacimientos de hidrocarburos.