El ex vicepresidente de Egipto y antiguo jefe de la Inteligencia egipcia, Omar Suleiman, falleció en un hospital de EEUU, comunicó hoy la cadena de televisión egipcia Nail.
Suleiman, de 76 años de edad, no tenía ningunos problemas serios de la salud, según se creía antes.
El ex vice del presidente Hosni Mubarak planeaba participar en los comicios presidenciales de mayo y junio de 2012, pero la Comisión Electoral no registró su candidatura “debido a las infracciones cometidas durante la recolecta de firmas en su apoyo”.
Militar de carrera, Suleiman encabezó en 1993 la Dirección General de Inteligencia de Egipto. También cumplió funciones relacionadas con la política exterior. En particular, tuvo a su cargo en el Gobierno el problema palestino.
En el apogeo mismo de las movilizaciones populares de comienzos de 2011, Suleiman fue designado por Mubarak vicepresidente, cargo que estaba vacante durante casi 30 años. Le encomendaron sostener diálogo con diversas fuerzas políticas del país y las juventudes de ánimos revolucionarios.
El 10 de febrero de 2011, Mubarak cedió a Suleiman la mayor parte de sus funciones presidenciales y se fue a Sharm el Sheij. Al día siguiente, Suleiman compareció en la televisión egipcia para leer un mensaje corto en que anunció que Mubarak presentaba la dimisión y entregaba el poder al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, órgano que gobernó el país hasta las elecciones presidenciales de mayo y junio de este año.
Desde entonces, Suleiman permaneció en la sombra. A finales de marzo, centenares de activistas egipcios reunieron decenas de miles de firmas en apoyo a su candidatura para ocupar la presidencia del país, sosteniendo que posee la experiencia necesaria para gobernar el país durante el período de transición.
Suleiman fue percibido también como un político capaz de hacer frente a los candidatos islamistas, en particular de los Hermanos Musulmanes, que últimamente ocupan posición dominante en la política de Egipto. Criticaba mordazmente a los islamistas y se pronunciaba a favor de conservar el carácter laico del Estado egipcio.
