La cancillería canadiense anunció anoche la expulsión de cinco diplomáticos libios, por “actividad inapropiada” en Canadá, y suspendió el trabajo de su embajada en Trípoli.
El comunicado de Exteriores no desvela los nombres de funcionarios libios que han sido declarados personas no gratas en Canadá, ni especifica a qué se dedicaban aunque el término de “actividad inapropiada e incompatible con funciones de diplomacia normal” suele ser el equivalente de “espionaje” en el lenguaje diplomático.
No obstante esas sanciones, y a pesar de que Canadá participa en la operación Protector Unificado que la OTAN dirige en Libia, la cancillería canadiense señala que las relaciones diplomáticas entre Ottawa y Trípoli no están rotas.
El régimen de Muamar Gadafi, entretanto, afirmó el pasado martes que sus fuerzas “destruyeron por impacto directo” uno de los navíos de la OTAN que disparaban contra la zona oeste de Misrata, puerto de importancia estratégica retenido por insurgentes y sitiado por las tropas gubernamentales. Portavoces de la Alianza ya calificaron la noticia de “totalmente infundada”.
Las protestas antigubernamentales que estallaron en Libia a mediados de febrero pasado derivaron al poco tiempo en un conflicto armado entre las fuerzas leales a Muamar Gadafi, quien lleva más de 40 años en el poder, y los rebeldes que demandan su dimisión. Para proteger a la población civil de esas hostilidades, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó en marzo el embargo sobre el suministro de armas a Libia, una zona de exclusión aérea sobre su territorio y otras medidas que allanaron el camino a la intervención militar de una fuerza multinacional que actúa bajo el mando de la OTAN.
