El buque autopropulsado de 40 metros y 135 toneladas de peso, representa un mayor avance en la guerra robótica, lo que constituye el núcleo de la estrategia estadounidense para contrarrestar las inversiones en las fuerzas navales por parte de Rusia y China, escribió Kris Osborn para The National Interest.
El buque cazador de submarinos está especialmente diseñado para ser capaz de detectar, seguir y, a partir de ahora, neutralizar los submarinos más avanzados del enemigo, según el artículo. Su creación se originó en la necesidad de enfrentarse con los nuevos submarinos dotados de motores anaeróbicos —basados en la propulsión independiente de aire, es decir, la tecnología que permite a los submarinos operar sin necesidad de emerger—.
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Funciona como una especie de dron, es decir, es un barco no tripulado, aunque se controla a distancia por un operador a través de la palanca de mando. Mientras tanto, está previsto desarollar sistemas completamente autónomos.
"Necesitamos sistemas más autónomos que puedan dirigirse y llevar a cabo las maniobras por sí mismos", declaró a los periodistas el capitán Jon Rucker, el administrador de programa Sistemas Marítimos No Tripulados.
El artículo advierte que 'el cazador de mares' debería corresponder a la doctrina del Pentágono que reza que "cualquier fuerza letal debe depender del ser humano como responsable de la toma de decisiones".