El avión cargaba en la parte delantera un cono que portaba el sistema de apunte del rayo. La propia torre láser era instalada en la sección superior de la aeronave, mientras que a los lados del fuselaje se instalaban generadores con turbinas capaces de generar la energía suficiente para hacer funcionar todo el sistema.
Pero la nave futurística no pudo entonces asemejarse a las de 'La Guerra de las Galaxias'. La falta de potencia del engorroso sistema solo podía deslumbrar a su contrincante, sin causarle daños significativos y el proyecto cerró hasta tiempos de tecnologías más sofisticadas.
Con un propósito similar en el año 2011se inició el proyecto YAL-1 en EEUU. Se logró armar un prototipo basado en un Boeing-747. Pero la nave logró acertar sólo blancos estáticos en tierra, siendo además una presa fácil para los sistemas antiaéreos. Después de 4 años y 5,3 millones de dólares el proyecto cerró por inoperante.
La posibilidad de contar con tales armas es igual de deseada por todos los ejércitos del mundo. Y es que el agente letal —el propio rayo— no tiene salvación. Se desplaza a una velocidad que roza al máximo la velocidad luz y, de ser bien apuntado, acierta con una posibilidad de un 100%.
Así, junto con las armas hipersónicas, las tecnologías laser siguen siendo desarrolladas por varios países y forman parte de la 'carrera armamentista' oculta contemporánea.
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