"Perdónenme por ser una americana tan estúpida", escribió Jess en la carta citada por el rotativo.
Según reconoció la joven, "me siento horrible no solo porque robé esta reliquia de su lugar legitimo, sino también porque hice una inscripción", dedicada a su novio.
"Solo ahora, de adulta, me doy cuenta de lo imprudente y despreciable que fue hacerlo. Pasé horas tratando de borrar la inscripción, pero sin éxito".El director del Museo Nacional Romano Stéphane Verger explicó a Il Messaggero que se trata de un "mármol procedente de Asia Menor, un ejemplar del así llamado mármol proconnesio, muy difundido en el Imperio Romano. Probablemente fue robado en un parque arqueológico, quizás en el Foro Romano".
Según supuso Verger, la joven podría haber seguido el ejemplo de Nicole, una canadiense de 36 años, la cual el pasado octubre devolvió a Pompeya un artefacto que había robado hace años y que, a su decir, le había traído mala suerte.
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