Esta siniestra historia ocurrió a principios de octubre, cuando una clienta del banco de Brasil de la región de Sao Paulo quiso tener acceso a la cuenta bancaria de su supuesto compañero.
Solo había un problema: para acceder a esta era necesario introducir una contraseña, y la clienta, decía, no la recordaba. Al intentar recuperarla en el banco, allí le dijeron que el titular de la cuenta debía personarse en la sucursal. Dicho y hecho.
En un momento de la visita resultó evidente que el nonagenario, un viudo de 92 años, no se movía. La mujer se escudaba en que su compañero no se sentía bien, pero el personal llamó a los bomberos. Cuál fue la sorpresa de la estafadora al verlos a estos llegar y confirmar que el señor estaba muerto. Y cuál fue la sorpresa de los profesionales al comprobar que el hombre había muerto hacía solo unas horas.
El director del departamento de la Policía Judicial de Sao Paulo, José Henrique Ventura, declaró que la autopsia indicó que el señor murió 12 horas antes de ser trasladado hasta la sucursal, según han informado medios nacionales.
"Ella afirma que fue su compañera durante unos años, pero no tenía poder notarial para mover o tocar la cuenta. Con el informe, vamos a iniciar una investigación por esto. Antes, era la muerte la que debía ser aclarada. Ahora trataremos de entender cuál era su intención, qué haría con él y el dinero", explica Ventura.