Los loros grises africanos fueron adoptados por el Parque de Vida Silvestre de Lincolnshire en Friskney en agosto y puestos juntos en cuarentena.
Jess Newton dijo que fue muy entretenido trabajar con las aves cuando llegaron por primera vez. Agregó que se esperaba que "dejaran el hábito". Sin embargo, no sucedió.
Los loros dicen palabrotas con el fin de provocar una reacción o una respuesta, así que si la gente parece sorprendida o se ríe, eso les anima a hacerlo más, explicó el director ejecutivo del parque, Steve Nichols.
"Con los cinco, uno insultaría y otro reiría y eso continuaría", dijo.
"A algunos visitantes les pareció divertido, pero como los niños nos visitan los fines de semana, decidimos trasladarlos", explicó.
El funcionario expresó su esperanza de que los loros dejen de maldecir y otros pájaros no lo aprendan.
"Espero que aprendan diferentes palabras dentro de las colonias, pero si les enseñan a los demás malas palabras y termino con 250 pájaros maldiciendo, no sé qué haremos", concluyó.