Laura Gregory se encontraba en un barco junto a su marido en Alaska para celebrar el 5º aniversario de su boda cuando encontraron en la costa a dos cachorros de oso polar. Uno de ellos al ver la chica se detuvo, se levantó en dos piernas y empezó a agitar las manos ante la cámara.
"Nuestro guía nos dijo que íbamos a tener que regresar al barco si el oso decidía entrar en el agua. El cachorro estaba solo a unos cuantos centímetros lejos del agua cuando decidió levantarse y saludar. De hecho, se levantó para nosotros antes de marcharse hacia su familia", cuenta Gregory, citada por Daily Mail.
El incidente tuvo lugar en una pequeña isla de arena en la ciudad estadounidense de Kaktovik, la cual suele ser visitada por los osos polares que se alimentan de las carcasas de ballenas recolectadas por los residentes locales.
— Clint Roenisch (@clintroenisch) 19 декабря 2016 г.