La ensalada falleció con tan solo media hora de vida. Los cocineros prepararon el plato en su mejor versión pero nadie consiguió probarlo. De repente, lo pusieron en un ataúd y lo metieron en un coche fúnebre.
Unas 500 personas participaron en el velorio. Las exequias reunieron a los admiradores de la ensalada. Los que vinieron a despedirse del plato, lamentaron la pérdida de la delicia culinaria y expresaron su esperanza de que esté en un mundo mejor.
La gente que participó en el funeral juró no comer ni preparar la ensalada que pasó una mejor vida, así mismo erigieron un sepulcro para la difunta.
De hecho, el funeral se produjo en pleno festival Gastreet International Restaurant Show, que agrupa a todos los vinculados al sector gastronómico. Los organizadores con este evento buscaron demostrar que hay que deshacerse de los platos aburridos y pasados de moda.
Algunos de los participantes incluso juraron que no van a comer más, ni preparar la ensalada que ya "dejó de existir".
Los propietarios de los restaurantes dijeron que están desencantados de varios otros platos así que seguirán enterrando la comida de la que todo el mundo esté atiborrado.