El noviembre pasado los activistas de la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los animales (AFADA) presentaron un habeas corpus –petición para oponerse a la detención– a nombre de Sandra, una orangután sumatrina de 29 años.
Hasta ahora la justicia argentina consideraba a los animales como objetos pero en el caso de Sandra reconoció por unanimidad que este simio tiene capacidades cognitivas suficientes para ser tratado como un sujeto.
El juzgado reconoció que Sandra es susceptible de que se le apliquen los derechos humanos básicos, por lo tanto en un futuro próximo será trasladada a un santuario de Brasil, donde vivirá en semilibertad. También sentenció que su cautiverio en el zoo fue "ilegal".
Según el abogado de AFADA, Paul Buompadre, esta decisión "abre un camino no solo para los grandes simios, sino también para el resto de aquellos seres vivientes que se encuentran injusta y arbitrariamente privados de libertad en zoos, circos, parques acuáticos y centros de experimentación".
El zoológico de Buenos Aires tiene diez días para apelar.
No se trata de la primera demanda de este tipo; a principios de diciembre una corte de EEUU rechazó conceder un habeas corpus para poner en libertad al chimpancé Tommy, propiedad de un particular en Nueva York, alegando que es una decisión que depende de su dueño.