Un fugado de una cárcel se atraca a pasteles

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Ni siquiera con un ejército policial tras sus talones pudo Gao Yulun resistirse a los célebres pastelitos de luna con que los chinos celebran el Festival de Medio Otoño. Gao se escapó el pasado martes de una cárcel y su fuga está siendo seguida con expectación por el país por lo inédito: no abundan las brechas de seguridad en las seguras prisiones chinas, ni los fugados que esquivan el cerco policial durante una semana.

Ni siquiera con un ejército policial tras sus talones pudo Gao Yulun resistirse a los célebres pastelitos de luna con que los chinos celebran el Festival de Medio Otoño. Gao se escapó el pasado martes de una cárcel y su fuga está siendo seguida con expectación por el país por lo inédito: no abundan las brechas de seguridad en las seguras prisiones chinas, ni los fugados que esquivan el cerco policial durante una semana.

Un millar de policías y helicópteros peinan el condado de Yanshou (provincia norteña de Heilongjiang) para encontrar al escurridizo Gao, quien lejos de esconderse ya ha sido visto en cinco ocasiones por los locales. La última fue ayer mientras compraba siete pasteles de luna, un dulce de pasta de semilla de loto y yemas de huevo imprescindible en el Festival de Medio Otoño.

El fugado también ha sido visto comprando una docena de botellas de baiju (el fortísimo licor local), cerveza, una chaqueta holgada y tabaco. Gao, en lugar de robarlos, dejó sobre el mostrador 120 yuanes (20 dólares).

Gao se escapó el pasado martes junto a otros dos presos después de matar a un guardia. La policía emitió el video de la fuga, donde se ve a los reclusos inmovilizando por la espalda a un funcionario, vistiéndose con los uniformes policiales y saliendo de las instalaciones caminando despreocupadamente.

Wang Damin, de 35 años, acusado de asalto con resultado de muerte, y Li Haiwei, de 29 años y culpable de asesinato, fueron rápidamente capturados. Gao, sentenciado a muerte por asesinato, sigue escapado a pesar de su escasa discreción, el masivo despliegue policial y la recompensa de 150.000 yuanes (casi 25.000 dólares) para quien ofrezca informaciones que conduzcan a su captura.

La insólita y en apariencia sencilla fuga ha costado el puesto ya a cuatro funcionarios, entre ellos el director, subdirector y jefe policial de las instalaciones.

La prensa ha ido trazando el perfil de Gao. Sus vecinos lo han descrito como un hombre familiar, que cocina para sus cinco hermanos en las celebraciones y cuida a su madre de 74 años después de que su padre muriera de cáncer. Su madre ha dicho a la prensa que prefiere que la policía le dispare tan pronto lo encuentre para evitarle más sufrimientos.

Los vecinos también revelan que tiene problemas con el alcohol y que cuando está ebrio se convierte en una persona diferente.

Gao fue condenado a muerte después de matar a un amigo de la infancia tras una discusión. A juzgar por su última compra, el tiempo en prisión no ha solucionado sus problemas con la bebida. 

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