Las maniobras navales se realizaron del 12 al 19 de agosto frente a las costas de la provincia china de Cantón, en el mar de la China Meridional.
"Los ejercicios fueron un paso importante para aumentar las posibilidades de Rusia y China de reaccionar conjuntamente a las crisis en el mundo", declaró a Sputnik.
Señaló que las pruebas provocaron mayor resonancia que antes debido a que se celebraron con el trasfondo de contenciosos territoriales entre China, países del sudeste asiático y EEUU en el mar de la China Meridional, aunque se mantuvieron fuera de las disputas sobre el tema.
Rusia no tiene ninguna postura al respecto, reiteró, y sus críticas solamente abogan por la no intervención de los países que no pertenecen a la región en estos temas.
"Los ejercicios tuvieron lugar lejos de la zona disputada, Rusia mantiene relaciones intensas militares y técnicas con Vietnam [que también reivindica una parte del área], señaló.
Kashin precisó que Rusia no utilizó equipos como el crucero de misiles Variag debido a la guerra en Siria, mientras que China envió a los ejercicios fuerzas considerables.
En cuanto a la comparación crítica de las relaciones militares ruso-chinas con las de los países miembros de la OTAN, el experto destacó que Moscú y Pekín no forman parte de un bloque militar formal ni tampoco adquieren juntos material bélico, por lo que su nivel de cooperación es diferente al que existe dentro de la Alianza.
"No obstante, durante los ejercicios se mantuvo la tendencia de cumplir con las tareas más complicadas y aumentar el nivel de compatibilidad operativa", concluyó.
China y otros países de la región —como Japón, Vietnam y Filipinas— divergen respecto a las fronteras marítimas y zonas de soberanía en los mares de la China Meridional y de la China Oriental.
Pekín afirma que Filipinas y Vietnam se aprovechan del apoyo del que gozan por parte de EEUU para avivar la tensión en la región.