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España, atrapada en un bucle pernicioso

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MADRID (SPUTNIK) — España está atrapada en un bucle pernicioso. El país ibérico lleva siete meses y medio con un Gobierno en funciones, tras haberse celebrado dos rondas de elecciones generales, y no se vislumbra un cambio en ese escenario de bloqueo.

Mariano Rajoy, actual presidente en funciones y líder del Partido Popular,  y los partidarios del PP - Sputnik Mundo
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"Los españoles decidieron que sea Rajoy el que desbloquee la formación de gobierno"
La culpa de esta situación atípica y casi esperpéntica recae en mayor o menor medida sobre las espaldas de los máximos líderes de los cuatro principales partidos políticos —Mariano Rajoy, del Partido Popular (PP); Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE); Pablo Iglesias, de Podemos; y Albert Rivera, de Ciudadanos (C's)—, que parecen incapaces no sólo de alcanzar un pacto, sino de ceder en sus argumentos y exigencias en aras de formar un Ejecutivo estable. Y toda Europa les mira con no poca preocupación por la inestabilidad económica que todo este retraso acarrea.

La aritmética nacida de las urnas en junio se ha tornado de nuevo caprichosa e impide que los partidos de derecha o de izquierda puedan gobernar con la mayoría absoluta necesaria, incluso en alianza. Necesitarían encajes múltiples, con el apoyo de las fuerzas nacionalistas e independentistas catalanas y vascas.

Albert Rivera, el líder de Ciudadanos - Sputnik Mundo
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Ciudadanos: "no hay alternativa a Rajoy"
El PP tiene 137 escaños; el PSOE, 85. Podemos y sus aliados de izquierda consiguieron 71 actas mientras que la formación de derechas C's obtuvo 32 parlamentarios en las Cortes. Teniendo en cuenta que la Cámara Baja está compuesta por 350 diputados, el candidato a la Presidencia del Gobierno debe recibir 176 votos a favor para ser investido. Si no lo logra en primera instancia, le bastaría con la mayoría simple, es decir, con mayor número de síes que de noes. Pero esa circunstancia sólo ocurriría si el PSOE se abstiene.

Pedro Sánchez, el secretario general de los socialistas del PSOE - Sputnik Mundo
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PSOE: "No vamos a negociar con el Partido Popular"
El socialista Pedro Sánchez insiste en votar en contra de Rajoy, a quien acusa de haber tapado casos de corrupción y haber ensanchado las diferencias sociales. Tiene al partido dividido entre quienes prefieren acercarse a los populistas de Podemos e intentar llegar a La Moncloa y quienes optan por el pragmatismo y la realpolitik. Mantiene una tozuda posición maximalista, como si fuera un impertérrito jugador de póker, a pesar de las voces muy autorizadas dentro de su formación política que le están aconsejando que cambie de actitud y se abstenga en la votación. Sería lo más sensato. Hay que dejar al PP que gobierne en minoría aunque no se lo merezca. Por desgracia, nada indica que Sánchez vaya a dar ese importante paso. De ahí que asome el fantasma de la repetición de los comicios en diciembre. De hecho, tras un primer encuentro público con Rajoy, el líder del PSOE rechazó abrir con el presidente en funciones una mesa de negociación que abarcara temas de interés mutuo. Lo contradictorio es que él anima al PP a negociar con otras fuerzas de la derecha porque piensa que es urgente formar gobierno, pero repite como un mantra que no habrá terceras elecciones. ¿A qué juega entonces Sánchez? ¿Acaso está esperando que Rajoy se estrelle en la investidura y entonces sea él quien inicie los contactos con otras formaciones? ¿Está negociando ya en secreto? Su comportamiento es contradictorio y no aporta soluciones visibles. Bordea la irresponsabilidad política. Es evidente que está buscando sobrevivir, como sea, a los ataques de los barones regionales, especialmente a los de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy - Sputnik Mundo
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Rajoy no asegura que acudirá a la investidura tras aceptar el encargo del Rey
Rajoy, por su parte, no ha estado a la altura de las circunstancias. Hace meses declinó la primera propuesta del rey Felipe VI porque no contaba con los apoyos necesarios. Y ahora, en una actitud descaradamente ambivalente y oportunista, ha aceptado la oferta del monarca. Pero en una kafkiana conferencia de prensa no confirmó que vaya a presentarse a la investidura, pese a que el artículo 99.2 de la Constitución Española le exige presentar ante el Congreso de los Diputados su "programa político" y solicitar "la confianza de la Cámara". "Ya veremos", espetó a los incrédulos informadores. Sus palabras provocaron mayor confusión social. La trampa radica en el hecho de que la presidenta del Congreso, Ana Pastor, fiel escudera de Rajoy, no ha puesto todavía en marcha el reloj constitucional de dos meses, lo que le da a su jefe más tiempo para hacer componendas.

Los centristas de Ciudadanos, convertidos en partido bisagra, aceptan abstenerse por sentido de la responsabilidad, pero no se muestran dispuestos —por ahora— a dar el plácet a Rajoy, lo que serviría para presionar al PSOE a mover ficha.

Lea también: Ciudadanos presiona al PSOE para que deje gobernar a Rajoy

Pablo Iglesias, el líder de Podemos - Sputnik Mundo
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Podemos, dispuesto para un Gobierno alternativo del PSOE
Finalmente, Podemos es responsable secundario del monumental embrollo generado. Tras las primeras elecciones de diciembre, esta organización de nuevo cuño tuvo la oportunidad real de entrar en un Gobierno de coalición encabezado por los socialistas. Sin embargo, la ambición desmedida de Pablo Iglesias —que buscaba más el sorpasso que la gobernanza— dio al traste con el pacto. Las segundas elecciones castigaron su comportamiento egoísta y ahora se han autoexcluido de las conversaciones.

En cualquier caso, las negociaciones no pueden durar eternamente, porque Rajoy quiere cumplir sus compromisos con Europa y eso implica aprobar a tiempo los presupuestos para 2017. El Gobierno en funciones ya ha elaborado un borrador, pero la tramitación va despacio y el proyecto de ley debería entrar en el Congreso a principios de septiembre para que pudiera estar listo el día 30 y evitar así la prórroga, que se produciría de forma automática en caso contrario.

Más aquí: El Rey pide a los partidos españoles que se "esfuercen" para evitar nuevas elecciones

Una tercera ronda electoral sería una vergüenza y una burla para todos los españoles. Aumentaría irremediablemente entre la ciudadanía el ya grande descrédito hacia la clase política. Y además tendría un coste económico muy elevado para el bolsillo del contribuyente. Sin un Gobierno a pleno ritmo, se correrá el riesgo de que la Comisión Europea reactive la multa a Madrid, hasta ahora perdonada, por haber superado el déficit presupuestario fijado. Se trataría de unos 5.000 millones de euros más otros 1.100 millones de euros más de fondos estructurales congelados. Una factura intolerable que caería sobre las conciencias de unos políticos sin auténtico sentido del Estado. Es preciso, pues, romper el bucle pernicioso.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK

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