Pero la reunión de más de 140 jefes de Estado y de gobierno en París que intenta rebajar el calentamiento de la Tierra quedó ensombrecida por la matanza que dos semanas antes había acabado con la vida de 130 personas en la capital francesa.
Fabius es considerado por muchos analistas y buena parte de la clase política francesa como el halcón que ha impedido los avances en la coordinación con Moscú en la lucha contra lo que en Francia se ha decidido llamar Daesh. Tras la matanza del EI en el corazón de la noche parisina, Hollande decidió que, en la «guerra» que declaró al EI, necesitaba sin más titubeos la colaboración de Rusia.
Tras la visita de Hollande a Moscú para acordar posiciones con Vladímir Putin, parece claro que la opción de una coalición internacional apoyada por la ONU, como sugirió el presidente ruso en septiembre, será reducida, de momento, a una coordinación militar y un intercambio de información para evitar accidentes de «fuego amigo» y, en especial, para ponerse de acuerdo en «a quién no bombardear».
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Francia, a través de su Ministro de Defensa, acusaba hace poco a Rusia de querer acabar con los grupos armados opositores a Asad, pero no con EI. Ahora también ha cambiado de actitud y es uno de los cronistas internacionales de las acciones del ejército ruso contra Daesh.
El acercamiento de París a Moscú ha sido acogido con alivio por los sectores políticos dentro de Francia que desde el inicio de la crisis ucraniana advertían del error de Hollande en contribuir a la demonización del inquilino del Kremlin. Ahora las voces se han liberado, incluso para algunos que antes seguían ciegamente la política gubernamental. El nuevo lema en Francia es «no hay solución en Siria sin Putin».
En definitiva, una situación de excepción puede justificar que las normas europeas defendidas desde hace años como un catecismo de obligado cumplimiento puedan ser obviadas. En este mismo sentido, es ingenuo pensar que la cooperación de Moscú con Francia y otros países en la lucha común contra el terrorismo islamista no lleve a revisar las sanciones europeas contra Rusia.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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