Castropignano sigue los pasos de Salemi, en Sicilia, y Santo Stefano di Sessanio, en Abruzzo, que también han lanzado iniciativas similares.
Hay aproximadamente 100 edificios abandonados aquí, pero en lugar de venderlos en una subasta, el alcalde Nicola Scapillati quiere emparejar a los interesados con la casa adecuada para ellos. De hecho, Scapillati incluso quiere que las partes interesadas le envíen un correo electrónico directamente.
"Doy la bienvenida a cualquiera que quiera comprar una nueva casa aquí para que me envíe un correo electrónico directamente con un plan detallado de cómo la pretenden remodelar y lo que les gustaría hacer con la propiedad: convertirla en una casa familiar, B&B o tienda de artesanía", declaró el funcionario citado por CNN.
El proyecto se puso en marcha en octubre, cuando las autoridades les informaron a los dueños de las propiedades abandonadas que si no las renovaban ellos mismos, la ciudad se haría cargo de ellas por razones de seguridad. Muchos propietarios renunciaron a las casas por voluntad propia conscientes del precio que les costaría demolerlos.
Hoy en día, hay apenas 900 residentes en la pintoresca aldea, mientras que en los años 1930 había 2.500. El 60% de los residentes tienen más de 70 años.
"Quiero detener el declive, mantener viva la llama del pueblo. Aquí no tenemos nada grandioso que ofrecer excepto tranquilidad, silencio, naturaleza prístina, aire rico en oxígeno, grandes vistas y comida fantástica, ideal para desintoxicarse del estrés diario. No está lleno de vida, debo decir, pero es pacífico y sencillo", explica sus planes el alcalde.