"Queremos acordar reglas de juego justas en la economía", dijo Barnier en una rueda de prensa al término del primer día de la Cumbre de la UE en Bruselas, dedicado a las relaciones con el Reino Unido después del Brexit.
Explicó que los británicos buscan que sus productos entren en el mercado europeo sin aranceles ni cuotas. A su vez, la UE aboga por el acceso de empresas pesqueras europeas a las aguas británicas y la distribución justa de las cuotas.
Añadió que después de la salida definitiva de la UE, el Reino Unido ya no estará sujeto a las reglas y restricciones europeas, lo que podría afectar negativamente a la competitividad de las empresas europeas.
"Solo queremos que la soberanía británica en la legislación y la regulación, que el Reino Unido obtendrá al 100% el 1 de enero de 2021, no se utilice para la competencia desleal contra empresas y sectores de la economía de la UE", puntualizó Barnier.
El Reino Unido salió oficialmente de la UE el pasado 31 de enero, perdiendo voz y voto en las instituciones y agencias comunitarias, pero estará sujeto a las directrices, normativas y compromisos financieros de la UE hasta el final del periodo de transición del Brexit, el próximo 31 de diciembre, según el acuerdo pactado en octubre de 2019.
A pesar de los escasos avances en esas consultas, el Reino Unido se niega a prolongar el periodo de transición y, si la situación no cambia, abandonará el mercado común y la Unión Aduanera de la UE en tres meses.
Además, el pasado 9 de septiembre, el Gobierno británico presentó un proyecto de ley del mercado interior que suscitó la preocupación de la UE. De ser adoptada en su versión actual, la normativa violaría algunas cláusulas del Acuerdo de Retirada, en vigor desde el 1 de febrero de 2020, particularmente el Protocolo sobre Irlanda e Irlanda del Norte.
La Comisión Europea urgió a modificar el anteproyecto para el 30 de septiembre, pero el Reino Unido, a pesar de haber reconocido esta violación, no eliminó las disposiciones controvertidas.
A consecuencia, el 1 de octubre la Comisión Europea envió una carta de emplazamiento al Reino Unido por incumplir las obligaciones derivadas del Acuerdo de Retirada, señalando que es el punto de partida de un procedimiento formal y que el Reino Unido dispone de un mes para responder a la carta.