Las manifestaciones estallaron en Minsk y otras ciudades del país. La noche más dramática se vivió en la capital, que dejó casi 40 policías heridos, medio centenar de civiles lesionados y unos 1.000 detenidos, según un informe del Ministerio del Interior.
El detonante de las protestas fueron los resultados de los sondeos a boca de urna, que otorgaban a Lukashenko el 79,7% de los sufragios y a la opositora Svetlana Tijanóvskaya el 6,8. Los otros tres candidatos —Ana Kanopátskaya, Andréi Dmitriev y Serguéi Chérechen— acumulaban juntos menos del 4,5% de las boletas.
Grupos de manifestantes levantaron barricadas con contenedores de basura y atacaron a los policías con barras metálicas y piedras, escenario típico de las denominadas "revoluciones de colores".
Este 10 de agosto Minsk despertó en normalidad y solo los restos de las barricadas testifican los acontecimientos violentos que se produjeron la noche anterior.
La injerencia europea
Lukashenko acusó a Polonia, la República Checa y el Reino Unido de coordinar las protestas en Bielorrusia: "Hemos detectado llamadas desde Polonia, el Reino Unido y la República Checa, controlaron a nuestras, perdón, ovejas: no entienden lo que hacen y por eso dejan que los controlen", denunciaba este lunes el líder bielorruso en una reunión con el jefe de la misión de observadores de la Comunidad de Estados Independientes, Serguéi Lébedev.
Según el mandatario bielorruso, desde esos tres países europeos siguen ordenando a la gente a salir a la calle y negociar con las autoridades la entrega voluntaria del poder. Lukashenko fue más allá y aseguró que también en Rusia y Ucrania hay ciertas fuerzas involucradas.
El Reino Unido y República Checa aún no se han pronunciado sobre las graves imputaciones.
En línea con Polonia, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, calificó los disturbios violentos en Bielorrusia como "represalias crueles contra los manifestantes pacíficos", mientras el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, demandó a Lukashenko garantizar:
- la libertad de expresión;
- la libertad de reunión;
- los derechos humanos fundamentales.
Otras reacciones
Pekín expresó su respeto por la elección del pueblo bielorruso en las urnas y deseó al país un mayor progreso bajo el timón de Lukashenko.
"China, como socio estratégico global, siempre ha respetado y respeta la elección del pueblo bielorruso. Confiamos en que bajo la dirección del presidente Lukashenko Bielorrusia logre nuevos resultados en la edificación del Estado", señaló el portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Zhao Lijian, al comparecer ante la prensa.
Una investigación periodística reveló que esas personas fueron víctimas de una operación encubierta de la inteligencia ucraniana. Habían sido contactados para trabajar como vigilantes de instalaciones petroleras en Siria y Venezuela. Las autoridades bielorrusas siguen investigando la trama.
Lukashenko, que gobierna Bielorrusia desde 1994, ha sido bautizado por la prensa occidental como "el último dictador de Europa".