El abogado Boudewijn van Eijck aseguró el 23 de junio en una audiencia judicial que las autoridades neerlandesas aceptaron investigar el por qué Ucrania no había cerrado su espacio aéreo para los vuelos comerciales pese al alto riesgo a la seguridad.
"El Gobierno y el Parlamento de Países Bajos aprobaron la decisión de llevar a cabo esa investigación anunciada en octubre de 2019", confirmó la portavoz de la fiscalía, Brechtje van de Moosdijk.
La funcionaria precisó que no era una pesquisa penal y solo se investigaban los hechos.
El 17 de julio de 2014, el vuelo MH17 de la compañía Malaysia Airlines que se dirigía de Ámsterdam a Kuala Lumpur, fue alcanzado por un misil cuando sobrevolaba la provincia de Donetsk, en el este de Ucrania, zona convulsionada por los enfrentamientos entre las tropas ucranianas y las milicias.
Una investigación llevada a cabo por Rusia estableció que el misil con el que fue derribado el vuelo MH17 pertenecía al Ejército ucraniano.
Pese a todo, el Equipo de Investigación Conjunta (JIT), conformado por expertos de Países Bajos, Malasia, Australia, Bélgica y Ucrania, afirma que el misil supuestamente pertenecía al Ejército ruso y que había sido transportado previamente a territorio ucraniano, a un área bajo control de las milicias de Donbás.
La investigación del JIT obvió los testimonios de los habitantes de la zona que afirman que el misil fue disparado desde una zona controlada por los militares ucranianos.
El JIT se negó además a considerar las evidencias halladas por el detective alemán Josef Resch, quien realizó una investigación independiente del derribo del avión.
El Gobierno de Malasia también ha puesto en entredicho la investigación del JIT y exigió a este organismo que presente pruebas que sustenten sus acusaciones contra Rusia.
En marzo de 2019, el exagente de la inteligencia ucraniana Vasili Prózorov acusó a su Gobierno de estar involucrado en el derribo del vuelo MH17.
Prózorov apuntó directamente al entorno del entonces presidente Petró Poroshenko, en concreto a Valeri Kondratiuk, que fungía como subjefe de la Administración presidencial y exresponsable de la inteligencia, y a Vasili Kurbátov, jefe de la dirección central de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano.
El exagente dijo que le alarmó que el espacio aéreo en la zona de combates estuviera abierto ese fatídico día, lo que contradice las normas internacionales.