"Queremos que nuestro equipo participe en la investigación, en concreto en el territorio iraní (...) mientras esto no suceda, dudamos de cualquier investigación que realicen los iraníes", dijo el ministro ucraniano de Exteriores, Vadim Pristaiko, al comparecer ante el Parlamento.
El 8 de enero, la defensa antiaérea de Irán, en medio de la tensión con Estados Unidos, derribó por error el avión ucraniano que había salido de Teherán rumbo a Kiev.
"No se trata del militar que apretó el botón (...) Debemos hablar de la responsabilidad de los más altos estamentos del poder político de Irán", señaló.
Sus declaraciones se producen un día después de que agradeciera a su homólogo iraní, Mohamad Yavad Zarif, en una conversación telefónica, la colaboración en las pesquisas de la tragedia.
En la catástrofe murieron 82 iraníes, 63 canadienses, 11 ucranianos, 10 suecos, siete afganos y tres británicos.
El accidente tuvo lugar horas después de que el Ejército iraní bombardeara dos bases militares estadounidenses en Irak en represalia por el asesinato del general Qasem Soleimaní, comandante de la fuerza de élite Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Las tropas estadounidenses asesinaron al general iraní el 3 de enero en un ataque aéreo lanzado en Irak.
