"Europa está realmente cansada de Ucrania. Es un obstáculo para la implementación de los planes globales de Bruselas, incluida la creación de una zona de libre comercio desde Lisboa a Vladivostok", dijo el politólogo ucraniano Konstantín Bondarenko al periódico ruso Vzglyad.
"La pequeña Estonia expresa esos pensamientos que muchos Estados europeos no pueden permitirse expresar con respecto a Ucrania", dijo Bondarenko.
El politólogo también señala que no es la primera vez que Kaljulaid critica a Ucrania, pero que antes lo hacía "más suavemente". En la primavera boreal de 2014, los acontecimientos en Kiev fueron criticados por el entonces ministro de Exteriores de Estonia, Urmas Paet, durante una conversación telefónica con Catherine Ashton, que en ese momento era la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores.
"Estamos hablando de proyectos que permitirían la cooperación económica", explicó Bondarenko.
El excanciller de Alemania Gerhard Schroeder habló sobre los beneficios de la asociación de libre comercio entre la UE y Rusia y la conveniencia de establecer una zona de libre comercio, también desde Lisboa hasta Vladivostok.
Otros expertos creen que la declaración de Kaljulaid no persigue los intereses europeos, sino aquellos puramente bálticos.
Desde 2014 la UE ha proporcionado a Ucrania 2.810 millones de euros de ayuda macrofinanciera. El tercer tramo del tercer programa de asistencia por 600 millones de euros se canceló en enero del año pasado debido a la violación por parte de Kiev de las condiciones acordadas.
Sin embargo, en junio de este año, el nuevo presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se reunió con el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, y solicitó un préstamo de 500 millones de euros.
En el contexto de la posible generosidad de Bruselas hacia Kiev, los burócratas europeos mostraron rigor hacia los países bálticos: a finales de mayo, la Comisión Europea presentó proyectos de presupuesto para 2019 y 2021-2027 que provocaron indignación en Estonia, Letonia y Lituania. Debido al Brexit, la UE no recibirá hasta 13.500 millones de euros, por lo que decidieron ahorrar recortando subsidios a los Estados bálticos.