"La prohibición a los funcionarios serbios de entrar en el territorio de la región autónoma de Kosovo y Metohija es una prueba más de que las autoridades albanesas evitan el diálogo a toda costa, después de que fracasaran sus intentos de hacer que Serbia comprara mercancías de contrabando, ahora intentan castigar a los serbios prohibiendo o irrumpiendo su conexión con el liderazgo gubernamental", dijo el ministro de Defensa serbio, Aleksandar Vulin, citado en un comunicado.
"La decisión de Pristina es el último clavo en el ataúd de la idea sobre el diálogo, una bofetada más fuerte a la comunidad internacional, un golpe a los pilares de la libertad de circulación y a todos los principios europeos", expresó Djuric.
Los empresarios serbios del norte de Kosovo suspendieron a partir del 1 de julio el comercio y los servicios en protesta contra los aranceles de las autoridades kosovares a las mercancías de la Serbia central.
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Este 4 de julio, el asesor del ministro de Exteriores de Kosovo, Jetlir Zyberaj, escribió en su cuenta de Facebook que "el Ministerio de Exteriores no permitirá a ningún funcionario de Belgrado visitar Kosovo, y todas las solicitudes serán rechazadas".
Sin embargo, bajo la presión de Bruselas, Belgrado se vio obligado, como una condición para el acercamiento entre Serbia y la Unión Europea, a iniciar negociaciones con la mediación de la UE para normalizar las relaciones con Pristina.
Por el momento, la independencia de Kosovo ha sido reconocida por EEUU, Canadá y la mayoría de los miembros de la UE, pero no goza del reconocimiento de Rusia, China, España, Irán, Israel o Grecia, entre otros países.