"Creo que los eventos en Francia están relacionados, por supuesto, con el aumento de los precios de la gasolina y el diésel, pero probablemente sirvieron como un catalizador provocando que una gran parte de la sociedad expresara su descontento con la situación en general", dijo Putin.
Agregó que, según los últimos datos, la mayoría de los ciudadanos franceses, más del 70%, apoyan las protestas.
Francia vive desde mediados de noviembre una oleada de protestas de los 'chalecos amarillos'.
Los manifestantes, que visten chalecos amarillos fluorescentes, protestaban en un principio por el alza en los precios de los combustibles y los impuestos relacionados, pero luego sus reivindicaciones se extendieron a otros aspectos de la situación social.
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Las manifestaciones, que desde el 17 de noviembre se convocan cada sábado, han derivado en enfrentamientos con las fuerzas del orden, destrucción de edificios y automóviles y otros hechos violentos, además de haberse saldado con una decena de muertos y centenares de detenidos.