Anteriormente, el embajador de Ucrania en Alemania dijo que el proyecto, en el cual participa Berlín, debe suspenderse después de que Rusia detuviera tres buques ucranianos en el estrecho de Kerch.
"El Gobierno de Alemania, por supuesto, tomó nota de esta crítica, pero esto no cambia nada la estimación de principio de este proyecto como económico", destacó Seibert.
El 25 de noviembre, tres barcos ucranianos —las lanchas artilladas Berdiansk y Nikopol y el remolcador Yani Kapu— violaron la frontera de Rusia al entrar en sus aguas provisionalmente cerradas, navegando desde el mar Negro hacia el estrecho de Kerch.
Moscú calificó las acciones de Kiev como "terrorismo marítimo" y contestó endureciendo los controles en la zona rusa del mar de Azov, que se conecta con el Negro a través del estrecho de Kerch.
El portavoz alemán subrayó que aunque el gasoducto Nord Stream 2, ante todo, es un proyecto económico, tiene un dimensión política, concretamente "la cuestión del papel del transito ucraniano de gas ruso después de 2019".
"Siempre enfatizamos que se necesita claridad en esta cuestión", señaló el político.
Países como EEUU, Ucrania, Letonia, Lituania y Polonia expresan su rechazo a la construcción del gasoducto, alegando que haría aumentar la dependencia del gas ruso.
Moscú y Berlín coinciden en que el Nord Stream 2 es un proyecto puramente comercial.