Las emisiones de humo en 2010 llevaron a la cancelación de miles de vuelos en Europa.
La última erupción de Katla también causó un derretimiento del glaciar que creó un fuerte flujo de agua y barro.
El hecho de que el volcán lleve cien años sin mostrar actividad no es el único factor que causa preocupación entre los islandeses. Los expertos, encargados de monitorear los procesos geológicos, indican que Katla está produciendo una gran cantidad de dióxido de carbono, y esto es una señal de que dentro de la caldera se acumula magma.
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Además, durante los últimos meses se registraron varios temblores subterráneos, vinculados a la actividad del volcán.
Entre 930 y 1918, Katla, ha hecho erupción unas 20 veces en intervalos de 13 a 95 años.
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