Durante los debates en el Parlamento el diputado Keith Simpson, del Partido Conservador, preguntó a May si no se siente sola después de que el presidente de EEUU, Donald Trump, evitara en la cumbre con su par de Rusia, Vladímir Putin, desafiarlo "sobre la actividad rusa que desembocó recientemente en la muerte de una joven aquí en Salisbury".
"Transmitimos un mensaje muy claro: no aceptaremos esta conducta, no es un comportamiento que Rusia pueda realizar con impunidad y continuaremos actuando juntos", dijo.
El 30 de junio, los británicos Dawn Sturgess y Charlie Rowley ingresaron al hospital de Salisbury tras perder el conocimiento en su domicilio en la vecina localidad de Amesbury, condado de Wiltshire.
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La policía estableció que los dos fueron intoxicados con una sustancia de acción neuroparalizante, la misma que presuntamente fue empleada contra los Skripal a principios de marzo.
Mientras, Rowley recuperó el conocimiento el 10 de julio pasado, al día siguiente el hospital confirmó que salió del estado crítico.
A inicios de marzo pasado Serguéi Skripal, exoficial de inteligencia militar rusa, reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, fueron atacados con un agente nervioso en Salisbury.
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Desde el primer momento, el Gobierno británico acusó a Rusia de estar detrás del ataque a los Skripal, aunque Scotland Yard todavía continúa la investigación.
El Reino Unido y otros 28 países, entre ellos EEUU, así como la OTAN, expulsaron en total a 153 diplomáticos rusos.
Rusia, que considera infundadas estas acusaciones, respondió ordenando la expulsión de su territorio de 145 diplomáticos extranjeros.