La estructura criminal tenía su base en la isla de Sicilia, pero extendió su actividad no solo a diversas provincias de Italia, sino también a Suiza, Alemania, Albania y la autoproclamada república de Kosovo.
Además de tráfico de personas, los miembros del grupo se dedicaban al tráfico de armas y contrabando de diamantes y de oro, y mantenían contactos con la mafia siciliana y con una estructura militarizada albanesa considerada cercana a islamistas radicales.
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La organización criminal cobraba 3.000 euros a cada inmigrante y los llevaba al norte de Europa o a Suiza.