Una crisis política grave estalló en Eslovaquia a finales de febrero pasado, tras el asesinato del periodista Jan Kuciak, quien investigó los vínculos de las organizaciones mafiosas con los círculos políticos, lo cual, según el jefe de la Policía, Tibor Gaspar, fue el motivo principal del crimen.
Como resultado de las protestas masivas y las críticas por parte del presidente Andrej Kiska, de la oposición y del Parlamento Europeo, se vieron obligados a abandonar sus puestos los ministros del Interior y de Cultura, el jefe de la Policía, el primer ministro, Robert Fico, y otras personas.
"El precipitado ataque al Gobierno de Eslovaquia, a algunos de sus miembros y al partido de la coalición gobernante tenía sus raíces en el presidente, en los organizadores de las protestas y sobre todo en los medios, de la noche a la mañana nos convertimos de un país exitoso en uno frustrado y en cabeza de turco para las organizaciones europeas", dijo Fico, cuya intervención fue transmitida por canales de TV de internet.
"El papel que desempeñó el presidente fue triste y destructivo para Eslovaquia", resumió el ex primer ministro.
Robert Fico, quien estuvo al frente del Gobierno eslovaco de 2006 a 2010 y de 2012 a 2018, planea encabezar el grupo parlamentario de su partido.
La popularidad de la formación política SSD cayó un 5% tras la dimisión de Fico, pero sigue siendo la más alta entre otros partidos, de un 20%.
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La madrugada del 26 de febrero, la policía halló los cuerpos sin vida de Kuciak y su novia, Martina Kushnirova, en una casa de Velka Maca, un pueblo situado cerca de Bratislava, según medios locales, el periodista, de 27 años, investigó los vínculos de políticos eslovacos con la mafia italiana Ndrangheta.