Un 10% se expresó por el ingreso de Serbia en la Alianza, otro 6% no respondió.
Un 17,4% considera que los bombardeos fueron provocados por la política del entonces presidente yugoslavo Slobodan Milosevic; un 15,2% los relacionan con los intereses de las potencias mundiales como Estados Unidos; un 12,6%, con la expulsión de los serbios de Kosovo y un 10,5%, con la separación de Kosovo de Serbia.
Un 62% de los encuestados dijo que no aceptaría excusas de la OTAN por los bombardeos, ante un 31% que harían lo contrario.
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Al mismo tiempo, un 68% cree que Serbia no se beneficiará de la cooperación con la Alianza Atlántica, un 18% se opone a esta opinión y un 14% no comenta el tema.
En el año 1999 la confrontación armada entre los albaneses y fuerzas serbias en la antigua provincia yugoslava de Kosovo derivó en numerosos muertos, violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra.
Entre el 24 de marzo y el 10 de junio de aquel año la OTAN, sin autorización de las Naciones Unidas, bombardeó el territorio de Yugoslavia en el marco de una operación militar denominada Fuerza Aliada.
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Según la OTAN, la campaña militar tenía por objetivo "poner fin al genocidio de la población albanesa en Kosovo".
Serbia recuperó su soberanía en 2006, con la nueva Constitución que consagra que Kosovo es parte inseparable del país.
Sin embargo, en 2008 el Parlamento kosovar se proclamó unilateralmente república independiente.
La OTAN está inmersa en el mayor proceso de expansión de su historia desde la desintegración de la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia.
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Desde 1999 casi todos los Estados del exbloque soviético entraron en la alianza noratlántica a excepción de tres repúblicas de la antigua Yugoslavia (Serbia, Bosnia y Herzegovina, y Macedonia).