Así que los ánimos podrían agravar el conflicto entre las comunidades religiosas del país y hacer crecer el sentimiento antisemita entre la población, principalmente en los suburbios obreros de las grandes ciudades, donde los musulmanes se tienden a concentrar.
El CRIF no representa a los judíos de Francia, sino al Likud —un partido nacionalista de derechas que gobernó en Israel hasta 1992—. Hoy en día representa a la ultraderecha que está ahora mismo en el poder en Israel.El CRIF lleva a cabo una política que no solo resulta nefasta para los palestinos, sino que es un suicidio para los judíos del todo el mundo", alerta Stambul.
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Una política que, según palabras de Stambul, pone a todo el mundo en peligro y "amenaza con acabar con la cohesión" de la sociedad francesa. Advierte de que "hay una ola de protestas contra Israel" y de que la tensión va a ir en aumento. Solo los propios israelíes pueden poner fin a eso, asegura. Son ellos los que deberían decir que "la política israelí no es solo un ataque a Palestina", sino también una que "también pone a los judíos en peligro".
"[En Francia] puede haber protestas, ¡y sin duda las habrá! ¿Pero y después, qué? ¿Acaso eso cambiará en algo la situación ya de por sí extremadamente peligrosa de la comunidad judía en el país? ¿Cómo puedo negar la posibilidad de que haya ataques terroristas y manifestaciones? Claro que es posible", asegura Goldnadel.
El vicepresidente de la asociación francesa Europalestine, Nicolas Shahshahani, explica a Sputnik qué es lo que pretenden las manifestaciones que tendrán lugar en París. Las primeras serán el 9 de diciembre.
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"[Es necesario protestar] contra lo que se podría calificar de golpe de Estado, contra la complicidad de nuestro Gobierno, de nuestro presidente, en los crímenes de Benjamin Netanyahu y los verdugos que están matando a Palestina", denuncia Shahshahani.
Como señal de protesta, el vicepresidente de Europalestine llama a protestar de manera pacífica, entre otras cosas, organizando una campaña de boicot "contra este Gobierno, que en la práctica es un verdadero régimen de apartheid". También considera finiquitado el papel de mediador que ha tenido hasta ahora Estados Unidos. Un papel que, considera, nunca fue uno que se pudiese tomar en serio.
