"El Santo Padre ha decidido que el Vaticano terminará la venta de cigarrillos a sus empleados a partir de 2018", según se desprende de un comunicado de Burke.
Explicó que "la razón es muy simple: la Santa Sede no puede cooperar con un ejercicio que claramente dañe la salud de las personas".
Burke indicó que según la Organización Mundial de la Salud, fumar es la causa de más de 7 millones de muertes anuales en todo el mundo.
"Vender cigarrillos a los empleados del Vaticano y a los jubilados por un precio reducido fue una fuente de ingresos para la Santa Sede, sin embargo, ningún beneficio puede ser legítimo si pone en peligro las vidas de las personas", resaltó.
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