Si antes de los atentados las armas de asalto tipo Kalashnikov costaban en el mercado negro 1.200 euros, ahora piden entre 2.000 y 3.000 euros, el precio de una pistola Glock pasó de 1.000 a 3.000 euros, indica la investigación citada por el periódico Libre Belgique.
Sin embargo, los expertos señalan que los suministros de armas ilegales a Bruselas cayeron tras los atentados terroristas en las capitales europeas, hecho que se debe a las medidas tomadas por las autoridades en la lucha antiterrorista y porque los traficantes de armas temen que si sus mercancías llegan a manos de los terroristas se endurezcan las penas de cárcel.
Bruselas es considerada por los expertos como un "cruce de caminos" de armas ilegales en Europa.
La capital vivió tres atentados coordinados el 22 de marzo de 2016, dos días después de la detención de Salah Abdeslam, el único superviviente de la célula yihadista que había cometido los atentados del 13 de noviembre en París.
Los ataques en el aeropuerto de Zaventem y en la estación de metro Maelbeek, reivindicados por la organización terrorista Daesh (autodenominado Estado Islámico, proscrito en Rusia y otros países) se saldaron con 32 muertos y más de 300 heridos.