Sin embargo, ya se han dado ciertos cambios en el proyecto inicial. El jefe de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD) explicó las causas por lo que no se utilizará el nombre de Malorrusia para el nuevo proyecto de Estado.
"El nombre de Malorrusia no se utilizará porque provoca el rechazo de mucha gente, pero recibimos muchos comentarios que revelan el gran interés en este proyecto", dijo Zajárchenko citado por su oficina de prensa.
El líder de la RPD sostuvo que las acciones de las autoridades actuales de Ucrania ponen en tela de juicio la futura existencia del Estado ucraniano.
Es la razón por la que "en Kiev tienen que reflexionar; la aplicación de esta política mortal y la incapacidad de ponerse de acuerdo coadyuvarán al desplome del país eslavo".
Zajárchenko también agregó que la idea de la reorganización del Estado, el cual se vio sumergido en una profunda crisis económica y política, recibió un considerable apoyo por parte de la sociedad.
El nuevo Estado sería un ente federativo con regiones dotadas de gran autonomía y cuya Constitución una vez aprobada por la Asamblea Constitucional se sometería a un referéndum popular.
En la Constitución de Malorrusia se fijaría su estatus de país no alineado, la intención de restablecer las relaciones con Moscú y de adherirse a la Unión de Rusia y Bielorrusia.
El presidente del Parlamento de la RPD, Denís Pushilin, explicó que la creación de Malorrusia es solo una idea y que previamente se necesita evaluar la opinión pública al respecto.
En abril de 2014, Ucrania lanzó una operación militar en las provincias orientales de Donetsk y Lugansk, donde se proclamaron repúblicas populares en respuesta al violento cambio de Gobierno ocurrido en Kiev en febrero del mismo año.
Kiev considera las repúblicas autoproclamadas como territorios ocupados y a las milicias de Donbás como fuerzas terroristas.
Los acuerdos de Minsk, suscritos entre septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto, pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia cuyo saldo, de acuerdo con la ONU, se estima en unos 10.100 muertos.