El Equipo de Investigación Conjunto (JIT) que reúne a expertos de Ucrania, Países Bajos, Australia, Bélgica y Malasia se encarga de esclarecer el siniestro de julio de 2014 que se cobró la vida de 298 pasajeros y tripulantes.
Añadió además que la cooperación entre los países que integran el JIT proseguirá durante el proceso aunque no mencionó la fecha de la primera audiencia.
Kiev se apresuró a ofrecer su "máxima" colaboración a la justicia holandesa.
"Ucrania prestará su máxima asistencia a Países Bajos para castigar a los responsables", escribió el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, en su página de Facebook.
A bordo de la aeronave viajaban 298 personas, en su mayoría holandeses, ninguno sobrevivió.
El JIT, integrado también por expertos ucranianos, concluyó en su informe del 28 de septiembre de 2016 que el avión fue derribado por un misil del sistema antiaéreo Buk supuestamente transportado desde Rusia a un área bajo control de las milicias de Donetsk.
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Rusia calificó el informe de contradictorio y preconcebido y afirmó que no hay pruebas concretas que confirmen la hipótesis del grupo internacional.
Holanda no solicitó a los especialistas rusos los datos del radar que registró la trayectoria del avión.
El Ministerio de Exteriores ruso subrayó que el grupo investigador hizo caso omiso a una importante información.
Desde la Agencia rusa de Transporte Aéreo confirmaron que los datos de los radares son claros: ningún objeto se aproximó del lado de las milicias de Donbás.
El vicepresidente de la institución, Oleg Storchevoi, cuestionó al JIT por "empeñarse en querer probar lo contrario".