Los ladrones lograron llevarse 44 lanzagranadas, 120 granadas ofensivas, 1.500 municiones de calibre 9mm (cuyo uso es autorizado solamente a las autoridades del país), entre otros explosivos, informó el medio luso Diario Nacional (DN).
La investigación del crimen ya se ha iniciado, pero la falta de un sistema de videovigilancia (el cual se encontraba dañado ya desde hace dos años), dificulta la identificación y la posterior búsqueda a los criminales.
La mayor preocupación de Portugal ahora es que los materiales robados sean utilizados por organizaciones terroristas, tanto en el país luso, como en los países vecinos. Las granadas, por ejemplo, son armamentos de guerra y no tienen salida en el circuito nacional de la criminalidad, explicaron fuentes policiales al DN.
"Cuando ese armamento entre en circulación por el espacio europeo es de fácil acceso a grupos terroristas o individuos que integren células terroristas", destacó Filipe Pathé Duarte, portavoz del Observatorio de Seguridad, Delincuencia Organizada y Terrorismo de Portugal.