"El Tribunal de Apelación dictaminó que Anders Behring Breivik no está ni estuvo sometido a torturas ni trato inhumano o degradante", dice la decisión publicada este miércoles.
Además indica que Breivik aún sigue influido por las ideas de extrema derecha y existe el riesgo de que el condenado pueda volver a recurrir a la violencia.
En marzo de 2016, el Tribunal de Distrito de Oslo avaló la queja de Breivik en lo concerniente a trato humillante para la dignidad humana, pero no encontró violaciones del Artículo 8 del Convenio que se refiere a la prohibición de mantener correspondencia, recibir visitas y hacer llamadas telefónicas sin control.
El 22 de julio de 2011, Breivik hizo estallar una bomba en pleno centro de Oslo, provocando la muerte de ocho personas.
Ese mismo día se trasladó a la isla de Utoya, donde mató a 69 personas que participaban en un campamento de las Juventudes Laboristas.
El terrorista fue condenado a 21 años de prisión, una pena que puede prorrogarse de forma indefinida.