"Los ataques cibernéticos que estamos presenciando están aumentando en frecuencia, severidad y sofisticación", señaló el ministro del Tesoro, Philip Hammond, durante el acto de apertura.
El NCSC (por sus siglas en inglés) adquirió identidad propia y una presencia más publica en el centro de la capital británica el pasado noviembre.
El NCSC sigue dependiente de la agencia secreta de escuchas GCHQ y cuenta con un presupuesto de 1.900 millones de libras (unos 22.500 millones de euros) hasta 2020.
En la misma central se han agrupado cuatro viejas divisiones de seguridad, control y combate de amenazas a través de las redes y sistemas informáticos.
Tres puntales sostienen la estrategia de la nueva entidad: defender, disuadir y desarrollar sistemas en prevención de ataques y obstrucciones en línea.
"Hay una pauta identificable en los ataques de Rusia en Occidente en términos de su enfoque en industrias nacionales críticas y los procesos políticos y democráticos", alegó.
NCSC está en primera línea de la lucha contra ataques cibernéticos de otros Estados, organizaciones terroristas, piratas informáticos y bandas del crimen organizado, entre otros.
Un programa de captación y colaboración de empresas y entidades financieras se lanzó en la misma jornada de la inauguración oficial.
"El Gobierno no puede proteger solo a las empresas y al público en general de los ciberataques y ha de ser un esfuerzo en equipo", advirtió Hammond.
En los últimos tiempos determinados países occidentales han venido acusando a Rusia de injerencias, supuestamente llevadas a cabo por hackers de origen ruso, pero sin aportar ninguna prueba al respecto, motivo por el cual el Kremlin considera absurdas y sin fundamento las acusaciones.