La acción sindical está motivada por la clausura de las taquillas en toda la red y la eliminación de más de 800 puestos de trabajo en una reforma impuesta en 2015.
Los sindicatos implicados, TSSA y RMT, advierten de que la reestructuración comprometió la seguridad en el principal medio de transporte público de Londres.
El nuevo alcalde, el laborista Sadiq Khan, encargó un informe independiente de la situación, cuyos resultados avalan en gran medida la postura sindical.
La compañía gestora London for Transport (LfT) prometió ampliar la plantilla pero sigue en disputa sobre el número de contratados y los plazos de la operación.
“Es una huelga innecesaria”, protestó Khan antes de instar a los líderes sindicales a reanudar las negociaciones.
Más de cuatro millones de residentes utilizan el metro en una jornada laboral.
El cierre de estaciones y la suspensión del servicio repercutieron en el resto del transporte londinense, desde tranvías de cercanías, autobuses, barcas fluviales a taxis y vehículos privados.
Lft no espera ofrecer un servicio regular de metro hasta la mañana siguiente de un paro de 24 horas que concluyó oficialmente el lunes a las 18.00 GMT.
Los londinenses no serán los únicos afectados por la ininterrumpida cadena de disputas laborales que sacuden al Reino Unido en los últimos meses.
Este martes 10, tripulantes de cabina de Airways protagonizarán una huelga de 48 horas en protesta por el nivel de salarios.
Por otra parte, la compañía de trenes Southern parece resignada a suspender sus servicios entre Londres y el sur de Inglaterra a consecuencia de una larga y enconada disputa con sus empleados.
El paro en este tramo del ferrocarril se extenderá esta vez durante tres días de la semana salvo que se produzca un compromiso de última hora.