"No uso más dinero en efectivo, para nada. Simplemente no lo necesitas. Las tiendas no lo quieren. Muchos bancos ni siquiera tienen. Incluso para [comprar] un dulce o un periódico puedes usar una tarjeta o un teléfono", le explicó una joven sueca de 26 años a Henley.
Según Riksbank, el banco central de Suecia, únicamente el 2% de las transacciones monetarias en el país nórdico en 2015 fueron hechas con dinero en efectivo; una cifra que podría bajar hasta el 0,5% en 2020. En las tiendas, solo el 20% de las transacciones se realizan actualmente en 'cash', mientras que en el resto del mundo el promedio es del 75%.
Paralelamente, 900 de las 1.600 filiales bancarias suecas no tienen ni reciben depósitos en metálico. Y en muchos lugares ya no hay ni siquiera cajeros automáticos.
"Creo que, en la práctica, Suecia será básicamente una sociedad sin 'cash' en unos cinco años", señala Niklas Arvidsson, experto en sistemas de pago del Instituto Real de Tecnología de Estocolmo.
Obviamente, un sistema sin efectivo tiene sus problemas. Entre ellos, el fraude electrónico y la pérdida de privacidad son los más destacados. Pero la decisión política de convertirse en un país sin dinero está más cerca de lo esperado.