Además, la posición actual de Ankara puede ser contraproducente y generar nuevos focos de violencia y tensión en la región.
"El Gobierno turco, al confesar su renuencia a reconocer al poder actual en Siria, pone en vilo su propia legitimidad. Declarando su deseo de cambiar las fronteras de la región, Ankara pone en duda la estabilidad de sus propias fronteras", explica el experto.
Ergil también se pregunta si Turquía será capaz de apoyar el desarrollo de una región diversa étnica y políticamente, o si buscará imponer sus propias preferencias étnicas, políticas y religiosas. En caso de que se Ankara elija esta última opción, esto puede llevar a "una escalada de los conflictos ya existentes y la aparición de nuevos focos de tensión en la región.
Actualmente, añade el experto, Turquía ha empezado a luchar contra Daesh tras darse cuenta que la idea de que 'el enemigo de mi enemigo es mi amigo' no funciona en este caso. "Pero, dado que el problema con los kurdos no ha sido resuelto, Turquía realiza ataques más significativos contra los kurdos que contra los combatientes de Daesh. Y los kurdos se ven obligados a responder con la fuerza, usando métodos terroristas", explica el politólogo.
Sin embargo, está claro que la presencia física y política de los kurdos en la región es inevitable, y las fuerzas locales no se han puesto de acuerdo ni con EEUU, ni con Rusia, quienes están dispuestos a interactuar con los kurdos, ni mucho menos con Turquía.
"#EEUU se desentiende de #Turquía y sigue cooperando con los #kurdos" https://t.co/VRMCbR65sU pic.twitter.com/tfO3TPFW6n
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 21 октября 2016 г.
"Esta incertidumbre afecta la política exterior de Turquía y la situación en Oriente Próximo en general", es la conclusión de Dogu Ergil.